La mayoría compartimos un sorprendente pensamiento mágico que se basa en la creencia de que los demás no saben cómo somos, lo que sentimos o pensamos, a menos que nosotras queramos mostrarlo. Personalmente he tenido esta sensación y me ha reconfortado durante muchos años, como si realmente fuera yo la que eligiera y estuviera protegida de alguna manera por un manto de invisibilidad. Darme cuenta de que esto es una absoluta tontería no fue nada sencillo, de pronto me sentí desnuda y no desnuda físicamente, mental y emocionalmente ¡qué es mucho peor!
Para ver lo que está detrás de nuestro personaje, y del de los demás, es absolutamente necesario cambiar nuestra tendencia a juzgar para empezar a observar. Tomamos distancia de lo que podríamos pensar o creer de la otra persona para sencillamente estar presente fijándonos en los detalles, cuestionándonos con curiosidad la historia que no vemos. Porque eso que tienes delante no sale de la nada, es el resultado de una historia.
Te propongo que empieces a preguntarte ¿qué puede haber dentro de alguien muy perfeccionista?, ¿a qué vendrá que ciertas personas siempre estén ahí para ayudar incluso a costa de su tiempo y salud?, ¿cómo es que hay individuos que, al contrario que la mayoría, demuestran claramente su impulso interno de conseguir el éxito económico y/o reconocimiento social?, ¿por qué algunos nacen con un don creativo que utilizan para sublimar sus historias personales?, ¿a qué viene que ciertas personas tengan una tremenda necesidad de profundizar y hacer preguntas incomodándoles las conversaciones banales?, ¿cómo es posible que haya gente con tendencia a ver siempre todo lo que puede salir mal?, ¿fingen aquellos que siempre están contentos, ven el lado bueno de la vida y se entusiasman en seguida por todo lo nuevo?, ¿qué hay detrás de esos que se van haciendo los duros como si en la vida nada ni nadie pudiera dañarles?, ¿los que nunca discuten es porque de verdad todo les parece bien o tienen un lado oculto?
Hay 9 personajes habituales ¿de dónde crees que viene cada uno de ellos?
Aquí tenemos nueve personajes habituales, quizás tú misma te hayas identificado con uno o con más de uno de ellos según el momento de tu vida. Vamos a ver posibles orígenes de cada uno de ellos:
Detrás del perfeccionista hay una gran insatisfacción hacia lo que se ve en el exterior, mucha tensión interna por tener una idea bastante clara de cómo deberían de ser las cosas y, a veces, ira porque no sean así. Estas personas cuando aceptan que la realidad es la que es, y que siendo así es perfecta lo entiendan o no, se liberan de la presión de tener que cambiar todo y desde el relax son más capaces de influir en los demás con sus buenas ideas logrando así un cambio real (el que puede que buscaran de otra manera y no fueran capaces de lograr).
Detrás del buen samaritano hay una persona a la que le cuesta encargarse de sus propias necesidades de autocuidado, piensa que debe de ser “buena” para ser apreciada y aceptada. Muchas veces se sienten mal con los demás porque nunca van a ser correspondidos al mismo nivel de lo que ellas ofrecen. Al descubrir que cuando se cuidan a sí mismas los que les aman son felices y les aceptan sin más, pueden abrirse a su tendencia de estar ahí para los otros disfrutándolo sin esperar nada a cambio.
Detrás del buscador de éxito suele haber alguien muy asustado de no conseguirlo. Puede que con una pobre valoración interna porque le dijeran en la infancia que para recibir apreciación había que ser “importante”, “sobresalir”, “tener más”… Después de superar su adicción al trabajo y a la opinión de los demás (especialmente de su familia) estas personas descubren que tienen un valor intrínseco más allá de lo que consigan o no. Esto les hace relajarse, dejar de competir y ser más colaboradoras. Así ayudan a los demás a descubrir sus talentos y mostrarlos.
Detrás del artista incomprendido hay realmente mucha incomprensión. Con una piel más fina que la mayoría, se pasa la vida preguntándose por qué tan poca gente comprende el tobogán de emociones interno que le lleva por la vida. Deseosa de sacar todo aquello de su interior esta persona escribe canciones, pinta, hace manualidades, se disfraza… Cuando ve que los demás también tienen esas emociones, aunque quizás más atenuadas, y logra bajar del tobogán, nos ayuda a entendernos mejor y de forma más profunda.
Detrás del experto suele esconderse alguien con mucha necesidad de tener una zona de seguridad. Un campo que controle, que haya estudiado suficientemente y en el que se sienta como pez en el agua. Lo malo es que cuando sale de ahí se siente precisamente como pez fuera del agua, se agobia, se angustia, no encuentra su lugar… Aprender que cualquier sitio y persona nos presenta una oportunidad para crecer hace que se abra a los demás, algo que además beneficia a todas las personas de su entorno ya que su mirada siempre aporta mucha claridad.
Detrás del alarmista es habitual encontrar a una persona que desea estar preparada para lo que pueda pasar y que está convencida de que eso le da paz. Naturalmente hay mucho que puede salir como no deseamos en cualquier situación y es algo absolutamente impredecible. Esto puede generar un miedo profundo y constante que no lleva a ningún buen lugar. Al aceptar su falta de control y empezar a vivir el presente comienza a disfrutar realmente de la vida, es divertida y da buenos consejos a los que le rodean.
Detrás del alma de la fiesta hay una compulsión a pasar de puntillas por la tristeza, el dolor y todo aquello que afecta a nivel profundo en la vida. Para que nada le toque suele ir muy rápido de un tema a otro, de un lugar a otro, de unas actividades a otras. Esto hace que termine con mucho agotamiento y los demás le vean como demasiado superficial, algo que no es cierto. Es solo que tiene miedo de lo que puede pasar si para. Eso sí, cuando se atreve a hacerlo logra una paz interior real y aporta a los demás una diversidad de enfoques muy enriquecedores.
Detrás del duro de la peli suele haber alguien con miedo a que le hagan daño, a ser vulnerable, a que alguien se dé cuenta de que es un ser humano y tiene su corazoncito. Suele pasar porque ha sentido ya el daño en su pasado y se ha montado una coraza para que esa mala experiencia no vuelva a repetirse. Al darse cuenta de que eso más que protegerle le separa de lo que realmente es, de los demás y de la verdadera fuerza interior (que no necesita de tanta parafernalia) se abre a sentir y a enseñar a los demás a conectar con su poder.
Detrás del transmisor de buen rollo que nunca dice que no y todo le viene bien suele haber alguien que o no conoce sus necesidades o decide no atenderlas, porque considera que eso puede molestar a los demás. Al hacerlo está renunciando a una parte básica de su ser. Cree que evitando conversaciones incómodas, discusiones o fricciones los demás serán más felices, cuando la realidad es que los que le quieren de verdad están deseando que comparta algo real de su interior con ellos. Cuando decide hacerlo desprende ecuanimidad y grandes consejos.
Cuando nos quedamos con el exterior nos perdemos la maravilla que hay dentro de cada persona e información valiosa para ti.”
Como ves detrás de lo que mostramos hay mucho, muchísimo. Somos seres profundos, ricos, llenos de matices. Cuando pasamos por encima de todo eso y nos quedamos con el exterior nos perdemos la maravilla que hay dentro de cada persona, una información que nos puede ayudar también a comprendernos internamente y saber porqué, a veces, actuamos de ciertas maneras. La próxima vez que te encuentres con cualquiera de estos personajes, sepárate del tuyo, vete al observador y prepárate a vivir una gran apertura en tu manera de ver. Con la práctica te darás cuenta de que estas pistas te abren la puerta de algo realmente inabarcable. Disfrútalo.