A veces de difícil saberlo ya que todos tenemos ciertas programaciones a nivel social y, también, a nivel familiar. Quizás consideremos que basta con que nos quiera, con que sea buena persona, con que le guste a nuestra familia… Pero ¿realmente eso es lo importante?
Asumamos que estamos en pareja, que ya estamos con alguien que en muchos sentidos nos hace sentir bien, ¿cómo saber si es la persona que es mejor para mí?
¿Compartimos valores o principios vitales?
¿Tenemos un proyecto de vida compatible?
Para una persona puede ser muy importante la amistad y las relaciones sociales, mientras que para otra lo puede ser la coherencia y la justicia. Todo ello es interesante y ningún valor es mejor o peor que otro, lo que pasa es que todos tenemos prioridades en este sentido. Y es importante coincidir en ellas (o al menos que sean cercanas).
En cuanto al proyecto de vida, es interesante saber qué tenemos en mente para nosotros y para nuestra relación. Puede que un miembro de la pareja vea su futuro en otro país y para el otro sea impensable dejar atrás familia y amigos. Quizás uno desee hijos mientras el otro desee dedicar sus esfuerzos a su vida laboral o a viajar. Uno puede desear una vida tranquila, estable, sin altibajos y otro necesitar aventuras y emociones.
Esa imagen que tenemos de nuestro futuro, individual y en pareja, es importante que sea compatible con la del otro. Sin valores y proyectos en común, el futuro con esa persona especial para nosotros es improbable o, como poco, muy difícil.
Vivimos en una sociedad donde nos han vendido un amor romántico e infantil. Como si todas tuviéramos que recibir una flecha de Cupido y, a partir de ahí, no hacernos más planteamientos. En la mayoría de películas románticas ese es el fin de la película y nadie cuenta qué pasa después.
Qué tal lo llevan cuando hay problemas para pagar los gastos a fin de mes, cuando uno está mal en el trabajo y lleva el estrés a casa y, sobre todo, cuando uno no está seguro de si esa persona es con la que quiere estar. Y es que, por más que queramos a alguien, por más que lo admiremos o por más que nos haga sentir seguros, nada de eso quiere decir que sea la persona para nosotros.
Puede pasar que llevemos toda la vida con alguien y que estemos tan acostumbrados a esa persona que no nos planteemos nada más. También que tengamos una historia que comenzó siendo bonita y se ha ido torciendo con el tiempo. O, muchas veces pasa, que sencillamente uno de nosotros ha cambiado y ya no somos los mismos que comenzaron esa relación.
¿Cómo dar respuesta a esta pregunta si ya la mayoría no tenemos ni idea de quienes somos? Para mí, lo ideal es dividir esa gran pregunta en otras más pequeñas del tipo:
- ¿A su lado sientes que te expandes o que te contraes?
- ¿Te dice lo poco que eres o lo mucho que ve en ti?
- ¿Te anima a crecer, a aprender y a buscar dentro de ti o considera todo ello un peligro?
- ¿Confía en ti, en tus posibilidades y apuesta con todo por ello?
- ¿Respeta que tengas amigos, compañeros y familia a los que a veces deseas dedicar tiempo sin su presencia?
- ¿Tiene necesidad de que penséis igual o comprende que lo bonito y lo que os enriquece a ambos está en la variedad de lo que cada uno podéis aportar sin que ninguno tenga que llevar la razón necesariamente?
- ¿Cuándo os comunicáis entráis en una zona de vulnerabilidad donde conectar o cae en el chantaje emocional y/o la agresividad?
- ¿Te ve como a un igual al que respetar o como alguien a quien seguir o ser seguido?
- ¿Considera que tienes una sabiduría interior y es capaz de respetarla, incluso cuando a veces no la puede compartir ni comprender?
- ¿Quiere que te parezcas a su madre, su ex o a cualquier otra persona o siente la maravilla de tener a alguien único a su lado?
- ¿Te considera alguien a quien cuidar a diario o una propiedad que da por hecha?
- ¿Acepta tus límites y es capaz de ponértelos a ti cuando algo le molesta?
Creo que estas preguntas, sin ser necesariamente una guía elaborada, dan que pensar. Uno no sabe si va a encontrar a una persona especial con la que compartir aventuras a los veinte o a los setenta, da igual. Sea cuando sea estar con alguien requiere de saber negociar, de conocernos y amarnos antes a nosotras mismas y, sin duda, de no necesitar que la otra persona sea nuestra muleta, que nos salve o que sea nuestro cubo de basura (esa persona en la que vaciar todas nuestras mierdas sin atender a las suyas). Aquí se trata de sumar, no de restar ni de que nos resten.
Encontrar a alguien con quienes nos sentimos seres en crecimiento, en expansión, con permiso para ser nosotras es algo que todas merecemos y para lo que hay que trabajar muy en serio. Creo que el primer paso, antes de mirar fuera, es mirar dentro y darnos espacio para saber quienes somos.
Así, si alguien se acerca a nuestra vida sabremos si nos hace ser más nosotras, sentiremos como en su compañía alcanzamos nuevas fronteras internas y externas, y como permitimos y fomentamos que la otra persona haga lo mismo.
2 comentarios en “A su lado ¿eres más o menos tú?”
En ocasiones las personas somos inexpertas e inconscientes, sobretodo cuando se es muy joven y nos dejamos llevar por la corriente de la sociedad, de lo que "es normal" en el transcurso de la vida. No cuestionas, no prevees. Les que tenemos más años lo entendemos mejor que las generaciones más recientes.A menudo tienen que pasar unas décadas para darte cuenta "dónde te metiste". De pronto no sabes ni quién eres, sientes anhelos y frustración de algo que no fue porque no lo supiste ver; observas la dinámica de tu cotidianidad y no comprendes qué la mueve. Entonces algo se activa, empiezas a observar y observarte. Te culpas, te castigas y castigas al otre. Todo se revuelve y desmonta. Pero esto no siempre es para mal, Cuando desmontas puedes volver a construir, repasando los planos con amor, a veces más verdadero y consciente.Ahí nos podemos dar cuenta del camino recorrido y con qué zapatos lo hemos hecho y con qué estaba cargada nuestra mochila.Seguro que durante esas décadas dejamos de tener-ser algunas cosas; pero eso al final ya no es lo importante. Lo importante es darse cuenta y hacer lo posible para avanzar. En mi caso estamos reconstruyendo, dejando atrás el pasado, buceándonos…de cuando en cuando hay una buena pesca 😉
Muchas gracias por tu aportación Sofía, me encanta lo de "repasar los planos con amor", es tan importante tener paciencia y cariño por nuestro propio camino. Me alegra enormemente tu reconstrucción que abre las puertas, sin duda, a muchas otras <3
Un fuerte abrazo