El primer curso de crecimiento personal que hice fue sobre viaje astral, durante casi 2 años de mi vida estuve estudiando y practicando sobre ello. Y desde el primer momento pensé “Esto puede cambiar la vida de la gente. Se lo tengo que contar a todo el mundo”. Tuve una charla con mi madre, que se sorprendió bastante, pero como es muy respetuosa no lo demostró demasiado. Luego con amigos y conocidos. No había que pincharme mucho para que comenzara mi discurso.
Después fue el Reiki “¡podemos sanarnos canalizando energía!”. Otro subidón y otro “esto debería darse en la escuela”. Y de nuevo a contarlo a la gente.
Y hace ya años que le doy la razón. ¿Cuántas veces habéis contado vuestras creencias y os han juzgado, humillado e, incluso, insultado? Eso pasa cuando das información a quien no te la pidió. Dejemos de “evangelizar” y respetemos a los demás. Eso sí, si alguien viene y pregunta, aquí estamos. Lo contrario es ego espiritual. Muy sutil y abundante cuando uno está en su camino de crecimiento personal, por eso lo mejor es conocerlo para identificarlo. Hay algunos síntomas claros que nos pueden dar una pista de que está actuando:
– Lo mío es lo mejor:
He hecho este curso o aquel otro y para mí son los mejores. Todo lo demás lo desprecio. Obviamente como el ego espiritual es sutil y fino no pienso “vaya chorrada” más bien sería algo como “pobre, está haciendo una práctica que no es tan poderosa como la mía, si supiera, haría lo que yo”. Eso sí, sin probar lo que hace el otro.
– Síndrome del Salvador:
Este era el que tenía yo y viene a resumirse en “voy a ayudarte con mi información quieras o no”. Es importante aclarar que si yo soy el Salvador el otro está por debajo mío, necesita de mi ayuda, es una ovejita descarriada a la que yo volveré al buen camino. Si eso no es ego…
También tiene una versión que está llena de rencor a los demás, a los que quieres salvar, por no hacer “lo correcto”. Una cosa es compartir y hablar tranquilamente sobre tu visión de la vida y otra, muy diferente, intentar convencer e imponer.
– Utilización continuada de la palabra “Nosotros”:
Están «ellos» y estamos «nosotros». Ellos son en general y para ser honestos «todo aquel que no tiene inquietudes espirituales». Nosotros «todos los que hemos empezado nuestro camino de búsqueda interior». Y esto ¿qué quiere decir? ¿el inicio de la búsqueda nos convierte automáticamente en mejores personas? ¿no hay gente fuera del camino espiritual que no tenga mucha más conciencia, coherencia y ética que muchos de los que están dentro? ¿qué es exactamente lo que nos hace a «nosotros» mejores que «ellos»? Y si de hecho estamos haciendo esa diferenciación en nuestro día a día ¿dónde estamos REALMENTE nosotros?
Esa luz que todos buscamos está en un corazón abierto, no en el desprecio sutil.
– Soy muy espiritual:
Por eso no estructuro mis cursos, llego tarde a mis compromisos, soy poco seria, todo me parece bien, no hago bien mi trabajo “normal” porque no es tan importante como mi “misión”… En definitiva es gente que se ha enganchado a las emociones que te dan las nuevas experiencias descuidando lo terrenal. También se ha formado una imagen de sí como alguien especial por tener más o menos sensibilidad o haber estudiado con este o aquel maestro. Es decir, que entre sus chakras superiores e inferiores hay un tremendo desequilibrio.
Puede que hagan viajes astrales, canalizaciones, sanaciones, que tengan visiones, conozcan sus vidas pasadas o mil cosas más. Si no son capaces de bajar todo lo espiritual a la Tierra, a su día a día, no están actuando como canales de luz en la Tierra, que es realmente su única “misión”.
– No me van a entender:
El exceso de explicaciones a quienes no nos las pidieron esconde ego, pero también lo hace el hecho de asumir sin más cuál será la reacción de los demás.
Hace años en un retiro de obsidiana en Montserrat íbamos cada mañana a primera hora a la capilla a hacer nuestras meditaciones. Un día había dos monjas allí, entramos todas (éramos bastantes) con la esperanza de que al vernos se irían. Pero no, allí se quedaron. Nuestra maestra nos guiaba muy bajito y nosotras la seguíamos. Al terminar salimos y ellas se quedaron. Los comentarios al salir fueron del “¡Monjas! A saber lo que estaban pensando” al “Ya se podían haber ido y dejarnos tranquilas”. Cuando todas estábamos en eso salieron ellas y muy amablemente se dirigieron a nosotras preguntándonos qué hacíamos. Les contestamos que éramos un grupo de meditación y ellas contestaron “¡Qué bien! ¡Hay que seguir así!”. Absolutamente todas nos dimos cuenta de la lección ¡zas en toda la boca! A nosotras, en nuestro camino de evolución, nos molestaba que la gente nos juzgara y ahí estábamos juzgando a otras que también tenían su propio camino. ¿Qué había detrás de nuestro desprecio? Dolor y miedo a ser juzgadas, a no ser reconocidas o validadas. Y para defendernos ¿qué hacíamos? Juzgar, no reconocer, desvalorar.
– Mariposeo espiritual:
Se da en las personas que van de una técnica a otra sin integrar ninguna, pero que al hacer muchas piensan que están por encima de los que han estudiado menos. Annie Marquier en su libro “El maestro del corazón” dice “Al ego le encanta ilusionarse con filosofías complejas, porque así permanece en lo vago e impreciso y satisface la máquina intelectual; y con prácticas sofisticadas que, en definitiva, no dan resultados integrables en lo cotidiano. El ego también busca el método milagro, la técnica especial que le aportará la liberación, porque sabe (aunque no lo reconoce, desde luego) que no encontrará nada en absoluto”.
– Me sé la teoría fenomenal:
Seguro que si habéis realizado muchos cursos os habréis encontrado con algún maestro que predicaba y predicaba mientras los alumnos os preguntabais ¿cuándo piensa aplicarse todo esto él? Claramente es más fácil saberse la teoría que practicarla. Esto puede generar dos clases de ego espiritual. El del maestro que se cree estupendo por saberse la teoría de pé a pá, pero no la practica (esto no suele verlo porque es un poco duro), y el del alumno. Y es que, si el alumno ve que el maestro no es un enviado del cielo absolutamente coherente puede agarrarse a ello para no practicar tampoco él. Con lo cual su ego está juzgando al maestro y mostrando una salida muy plausible a nivel intelectual para no cambiar.
Sea un maestro que se cree maravilloso o una persona que nos cruzamos por casualidad, de todos podemos aprender. Juzgarles es una forma de alejar de nosotros ese aprendizaje. Los verdaderos maestros ríen, se equivocan y se ilusionan. Es decir, que son humanos que saben algo que nosotros ignoramos, con lo que prácticamente cualquier ser puede en algún momento ser un maestro para nosotros.
Estos son algunos indicadores que yo he identificado, seguro a que a ti se te ocurre alguno más. Es bueno saber lo que hacemos o podemos hacer en ese sentido, para generar una pequeña alarma interna que nos avise “¡Atención! ¡Ego espiritual en marcha!”. Así podremos trabajar más profundamente en nuestro interior, en la apertura de nuestro corazón.
El camino espiritual se inicia o bien por una necesidad interna o, mucho más habitualmente, porque sentimos que algo no va bien en nuestra vida. Seamos humildes y sinceras cuando hay otra persona que no ve la vida como nosotras, en algún momento nosotras también estuvimos ahí y nos ayudó que la otra persona nos tratara con amor.
Llegamos a ese camino de crecimiento con un problema de ego (que dado nuestro entorno puede que estuviera relacionado con el tener más que el otro o el aparentar). Al ir estudiando y cambiando, el ego, que tiende a ser bastante insistente, se refina. Cambia de forma para adaptarse a la nueva situación y seguir teniendo una presencia fuerte en tu vida. Ahora ya no es cuestión de TENER más, si no de SER más. Ojo que no estoy diciendo que a mí no me pase, esto nos pasa a todos. El tema es la frecuencia con la que nos pasa. Y por ello considero importante generar esa alarma interna. Para que cuando ocurra sepamos que es el ego espiritual, que no estamos en la luz cuando sentimos y pensamos así. En cambio, si en lugar de quedarnos en la mente que juzga, bajamos la energía al corazón sí que vamos a conectar con nuestro ser. Ese ser que solo es amor.
Al encontrar a otro que está en un punto que yo ya pasé lo bonito es verlo con aceptación, respetando sus elecciones y sus tiempos. Y así es como yo quiero que me vean los que ya han pasado por el camino que he de recorrer, porque si todavía no lo superé es por pura inconsciencia. Estoy en ello.
Primero nos pillaremos cotilleando sobre alguien, y saltará la alarma. Después pensándolo, y saltará la alarma. Y por último sintiendo, y de nuevo saltará. Eso quiere decir que nuestro Yo Superior está en plena forma, súper entrenado y despierto. Por lo que cada vez escucharemos menos la alarma. Y en ese proceso miraremos al otro con cariño, descubriremos que cada persona tiene un mensaje importante para nosotras, que somos uno, que la vida hay que disfrutarla, que divertirse está bien, que ser amiga de tus alumnos no te quita importancia, que ser alumna de otro es muy relajante, que todo lo que estudiaste se podía simplificar infinitamente, pero que lo necesitabas estudiar para simplificarlo, que eso tan simple no lo puedes explicar porque hay que pasar por ello, que todo eso que tus maestros decían y tú no creíste era verdad.
Y que más que ego espiritual o de otro tipo, tienes autoestima, te amas. Por eso hay mucha menos necesidad de compararte con nadie. Y mucha más de crecer y disfrutar, entendiendo que estamos en la escuela Tierra. Que sí que hay que aprender, pero que tenemos buenos profesores y todo el apoyo del Universo.
Al ego le encanta ilusionarse con filosofías complejas, porque así permanece en lo vago e impreciso y satisface la máquina intelectual; y con prácticas sofisticadas que, en definitiva, no dan resultados integrables en lo cotidiano. El ego también busca el método milagro, la técnica especial que le aportará la liberación, porque sabe (aunque no lo reconoce, desde luego) que no encontrará nada en absoluto.
— Annie Marquier
21 comentarios en “El ego espiritual: Conocerlo es identificarlo. Identificarlo es el primer paso para superarlo.”
Excelente articulo….estocada al ego, caricia para el alma….aunque duela sentirse preso del ego y de todas sus bajezas hay que seguir caminando en busca del amor…Que Dios nos bendiga y nos guie siempre, dejemos que su voluntad sea siempre aqui en la Tierra como en el Cielo.
Gracias Ismael por tu comentario. Ahí estamos todos, en el camino 🙂 Un abrazo
Excelente artículo. Nada más lejano a la realidad que todos vivimos cuando estamos en el camino espiritual. Muy acertado todo lo que dices. Es para tenerlo a la mano y leerlo cuando nos salta ese ego espiritual. ¡Gracias Raquel!
Gracias a ti Alejandra, yo también lo tengo a mano, esto nos pasa a todos 🙂
Aveces creo que cuando uno tiende identificarse mucho con algo tiende a separarse de los demas, se puede ver mucho en los jovenes que van de lugar a lugar con las modas y esas cosas asi hasta que crecen se van quedando esas cosas pero por mi parte creo que el espiritu lo llevamos todos y no ay persona que no venga a hacer su mision, uno alomejor termino leyendo en algun lado que existian las misiones y lo termino creyendo y se hiso verdad en su vida y otros no pero sigen estando vivos al igual que todos y no por eso aunque no sepan sobre espiritualidades (y yo me incluyo tambien) anda a saver si en su vida lo an echo mejor que uno, muchos si muchos no venimos de diferentes mundos diferentes todo diferente, solo a veces en mi mente que esta un poco loca la unica salvacion que e tenido es vivir en mi presente y es ay cuando empieso a volar y cuando me encierro empieso a sentir todos los sentimientos malos que e imaginado, lo peor que e imaginado, el ego la invidia y cosas asi y mas malas XD pero mi pensamiento sige fuerte asta que puede liberarse mi corazon y empiezan a fluir las cosas y a conectar de una forma, mi vida era un plan y para llegar asta donde tenia y tengo que llegar tuve que pasar y paso aun por la locura 🙂 cuidense
Me ha encantado el articulo y la forma tan clara y precisa de describirlo, muchasgracias opor compartirlo
¡Gracias a ti Rocío por tu comentario! Me alegro mucho de que te haya gustado 🙂
Muy bueno !!!!! Gracias
¡Muchas gracias Gustavo! Encantada de compartir 😀
Cachetada con guante blanco para mi. Largo camino siempre por recorrer. Es bueno haber ya empezado!
¡Todo es empezar! Ahí estamos todos, en el camino 🙂
Siempre las cosas llegan en su tiempo y yo estoy en el aprendizaje de cambiar mi ego por las y armonía sintiendo que solo soy una pieza más que el universo tiene para su servicio gracias por esta lección de vida
Gracias Raúl por llegar hasta aquí y dejar tu comentario. Juntos vamos creciendo todos ¡es la manera! Te mando un abrazo
Buenas noches. Soy neófito en la materia y pregunto por que no se, no para saber si usted sabe. Me pregunto; Como puede ser bueno Minimizar nuestro ego si esto nos acerca a los animales; y según una de sus características es que no se reconocen a si mismos por lo tanto no son conscientes de si mismos o su individualidad. Es como girar en sentido contrario, retroceder en el circulo para ser uno con la totalidad, pero en sentido opuesto. No veo como sin ego, teniendo individualidad lo cual es una contradicción, se puede girar en el otro sentido, para aparentemente llegar al mismo punto de partida. Cual es el objetivo tener conciencia de la totalidad y a la ves tener individualidad. Que no logro ver. Gracias
Hola Marcos, antes de nada quiero que sepas que muchos animales son autoconscientes (ya sé que sorprende, es maravilloso lo bien acompañados que estamos en este planeta). Desde mi modo de verlo el ego "normal" es aquello que hemos pensado que somos y no somos, lo que nos dijeron que debíamos ser de pequeños nuestra familia y la sociedad. Por tanto es una idea distorsionada de nosotros mismos. En cambio un ego sano sería algo con lo que no nos identificamos si no que usamos como instrumento a nuestro antojo (personalidad). Espero haberte ayudado ¡un abrazo!
Ha sido una lectura que me ha llenado de emociones, y he podido reconocer muchos fallos en mi forma de manifestar mi Ego, pues creo que como la mayoria de todos nosotros yo también he pasado por el "síndrome del salvador", y he llegado a juzgar y prejuzgar en infinitas ocasiones, así que agradezco que alguien como usted se tome el tiempo para escribir estas cosas que sirven para recordarnos que siempre hay una manera más beneficiosa de hacer y expresar las cosas.
Ahora bien, dicho esto, despues de haber expresado mi gratitud, y aunque el artículo se enfoca en el "no juzgar", ironicamente tengo una pregunta para usted, la cual presiento que puede resultar bastante impertinente y quizás no haye respuesta alguna, pero me veo en la necesidad de juzgar lo que he leido, o mejor dicho de cuestionarlo. aquí va mi pregunta:
¿Acaso no es tener un tremendo Ego el simple hecho de vender libros, vender cursos/terapias, cobrar por salir en la radio y etc. cuando usted ha manifestado que se considera a si misma una "alumna" que está en el mismo camino que estamos todos los demás?, si eso no es tener "Ego del salvador" (y del GRANDE)… entonces dígame usted que es lo que es.
Y digo esto también, por que el problema que una persona iniciada y escéptica como yo puede encontrar al leer este tipo de artículos, es por que lo escrito siempre se pueden asociar a lo materialista, escribir por la única motivación del interés económico que hay en el "negocio espiritual", como un medio de llenarse los bolsillos a costa de la credulidad de los demás. Espero no causar demasiada incomodidad con mi pregunta, tampoco espero obtener una respuesta que me satisfaga.
Gracias, ¡un saludo!.
Hola Christian, me encanta tu comentario y tu reflexión. Sin duda da que pensar jeje ¡y yo también lo he pensado! De hecho lo digo al comienzo de mi libro. Personalmente no siento que "venda libros/cursos/terapias", más bien me dedico a ello como otros que me enseñaron a mí antes y lo hago por pura necesidad personal. Escribí mi libro porque me iba a explotar la cabeza si no lo hacía, era una necesidad casi física. Doy cursos y terapias porque lo disfruto de corazón y cuando lo hago sé que estoy en el lugar correcto para mí porque me lo dice todo mi ser. Si no, no podría hacerlo. Te aseguro que en mi vida el dinero mejor invertido ha sido el que yo misma he gastado en estudiar y en hacer terapias, sencillamente porque me han ayudado a saber más de mí ¡qué más puedo pedir! Eso no tiene precio, solo valor. Aunque sí, te confieso que al comenzar este camino contaba cada peseta (ahora sería cada euro), calculaba lo que ganaban mis maestros y me preguntaba si valía la pena. Hoy, te puedo decir que cada céntimo lo valió. A parte del tema económico, que es para mí algo tan sencillo como un intercambio de energías que hay que intentar que sea equilibrado, considero que lo importante es desde donde cada uno hace lo que hace. Personalmente sé por experiencia que hoy soy yo quien enseña y mañana quien aprende. Mis alumnos, pacientes, amigos, pareja, animales… son mis maestros, quizás a veces más que de conocimientos de la vida misma. Hago lo que hago sin intención de salvar a nadie, más bien para estar bien yo porque es lo que me hace feliz.
Te mando un abrazo
¡Buenísimo Raquel! Me topé con tu artículo mientras buscaba algo para mi blog y me ayudaste mucho, no solo para mi propia publicación sino para analizarme, ¡muchas gracias!Espero que no te moleste que cite tu artículo (bueno, creo que para eso tienes el botón de compartir, ¿verdad?)
¡Un abrazo!
Laura Jurado
¡Gracias Laura! Me alegra mucho que te haya gustado ¡y que lo compartas! ¡claro que sí!
¡Otro abrazo para ti!
Raquel
Buen articulo yo estaba buscando algo sobre el ego, es que me encontré una frase que decía que se dejaba guiar por el ego superior, y yo solo conozco un ego y un yo superior y me encontré con tu articulo y me pareció interesante,y mi conclusión es cada uno tiene su propio proceso y cada quien tiene que vivir su experiencia de donde le corresponda.
Hola Carmen,
Muchas gracias por tu comentario, me alegra mucho que te gustara. Desde luego, cada uno tenemos nuestro proceso y hay que respetarlo. ¡Un abrazo!