Todas las personas somos incoherentes y pedimos a los demás cosas que nosotras mismas no hacemos (aunque creamos que sí).
Eso ocurre porque somos seres humanos, falibles, inestables y poco conscientes la mayor parte del tiempo. Son lo que yo llamo “Paradojas de los eneatipos”.
Cuando estudias eneagrama y te das cuenta, es más difícil que lo hagas (que no imposible porque esto de tomar consciencia es todo un camino).
Vamos a ver según cada tipo de personalidad qué paradoja es más fácil que pongamos en marcha:
Eneatipo 1:
“Yo quiero ser perfecta, tú ni lo intentas”Busca la perfección y hace lo posible por acercarse a ella mientras critica a los demás por no serlo.
¿Alguien perfecto criticaría a los demás? ¿Empeoraría su vida y la del entorno intentando mejorarla? ¿Debería de empezar a aceptar la realidad?
Este tipo de personalidad es bastante ético, pero la ética es algo mental. Cuando se trata de bajarlo al corazón, a las emociones, a aceptar y abrirse a la realidad le cuesta. Quiere ser buena persona y se lo exige a los demás, sin darse cuenta de que tanta exigencia estropea su relación consigo y con las relaciones de su vida.
Eneatipo 2:
“Soy generosa, los demás son egoístas”Se ve una persona generosa y considera que el resto solo mira por sí mismo sin a los demás egoístas.
Generosidad es dar sin esperar nada a cambio. Y el 2 ofrece esperando que le devuelvan lo que da o lo que necesita. Cree que los demás debería de devolver y eso es una relación normal. La realidad es que si tú me das y yo tengo que dar algo es un intercambio, eso no es ser generosa.
El eneatipo 2 debe ponerse primero, cuidar de sus necesidades y deseos. Cuando lo haga lo que ofrezca a otros será de verdad desde el corazón, no desde la carencia y el victimismo si no se lo devuelven. Es su camino aprenderlo.
Eneatipo 3:
“Mira lo que hago y considérame valiosa… mientras yo no lo hago”
Las personas del eneatipo 3 buscan que les vean, les den valor y les reconozcan. Mientras ellas se sienten vacías, con una sensación de no tener un valor intrínseco que vaya más allá de su apariencia o de sus metas logradas.¿Qué es lo valioso de verdad? ¿Lo que aparentas? ¿Tu físico? ¿Tus logros? ¿O lo que hay en tu interior, tu ser, tus profundidades? Esto último es precisamente lo que el 3 debe descubrir de sí para no dudar nunca más de lo mucho que valen.

Eneatipo 4:
“Soy hipersensible, los demás no tienen emociones”
Las personas 4 sienten mucho las emociones y consideran que los demás no las sienten tanto, pero la realidad es que al sentirlas así las distorsiona y de alguna manera evita colocarlas e integrar lo que ocurre.
¿Sería bueno que se preguntaran si las están haciendo más grandes e intentaran tener la emoción justa en la medida adecuada? Probablemente sí, porque hacerlas más grandes no deja de ser una huída.
Eneatipo 5:
“Busco sentir seguridad en la vida y para eso huyo de ella”
Esta personalidad busca un nicho que controlar. Ya sea de conocimiento, en su mundo relacional o en ambos. Es un tipo que tiende a hacerse más pequeño de lo que es para sentirse bien, pero nadie arrinconado ha sentido seguridad jamás.
Así evita construir la seguridad real que dan las relaciones, la intimidad, la conexión con las demás personas. ¿Será el momento de dejar de huir a su mente para sentir la incomodidad de la vida y construir de verdad lo que en el fondo necesita? Creo que sí.
Eneatipo 6:
“Quiero que tú seas predecible, pero no me pidas lo mismo”
El 6 necesita seguridad, saber qué va a ocurrir y cuándo. Y va a exigir que seas predecible, que avises dónde estás, que digas qué vas a hacer y por qué. En cambio la persona 6 un día te quiere muy cerca, al siguiente siente que le invades y te quiere lejos. Desea tomar decisiones sin dar explicaciones. Te pide opinión, y realmente no es probable que la tenga en cuenta.
El 6 no es predecible porque tiene dos polaridades en sí que hacen que sean todo menos eso. ¿Debería de empezar a soltar rigideces y aceptar que nada es tan predecible? Todo indica que sí.
Eneatipo 7:
“No me digas que me anime si estoy triste, aunque yo te haya hecho eso mismo a ti”
Cuando la persona 7 está mal le molesta que los demás le digan cosas como: “Anímate”, “Con lo alegre que tú eres” o “Eres el alma de la fiesta, tienes que ver la parte positiva de esto”. Ahí siente que en realidad no puede contar con nadie cuando está mal. Que no le dejan hacer sus procesos internos, que no respetan sus momentos más profundos.
Lo que pasa es que el 7 ha hecho lo mismo con otras personas sin darse cuenta de lo molesto que es. Le ha animado, ha propuesto planes para dejar de pensar y ha quitado importancia a lo que sentían. Cuando otra persona le hace lo mismo y ve qué mal sienta debería comprender la importancia de conectar a nivel emocional con profundidad.
Eneatipo 8:
“Domino y doy miedo para que nadie me domine y me dé miedo”
La persona 8 hace un despliegue de poder en sus relaciones. Amenaza, reta, genera conflictos. ¿Por qué? Primero porque puede. Segundo porque teme que alguien le haga lo mismo y es una medida disuasoria.
Lo que debería de preguntarse es: “¿es eso poder de verdad o un teatrillo para evitar conectar con el poder real que proviene del corazón y me incomoda?”. Como dicen los budistas el mayor poder no es sobre otros, es sobre ti.
Eneatipo 9:
“Evito el conflicto para que haya paz, y así genero mayores conflictos”
La persona 9 lleva mal las discusiones, lo que rompe lo conocido, lo que saca de la rutina con la que se siente cómoda. Cuando algo surge en sus relaciones lo evita, hace como que no existe, dice que alguna barbaridad que le han dicho no le ha molestado nada o, si algo te molesta a ti, le quita importancia.
Es decir, confunde bloquear emociones con sentir paz. Y, como las cosas no se solucionan solas, su entorno se enfada mucho. Le echa en cara no implicarse, no escuchar, no sentir, que nada le importe o no hacer de menos las emociones ajenas. Nueve, si buscas paz así no la vas a lograr. ¿No crees que sería mejor aceptar que la paz real es aprender a vivir con los conflictos y gestionarlos?

¿Hay más paradojas? ¡Claro! De ahí que estudiemos eneagrama. Este conocimiento nos abre las puertas a ver partes de nosotras ocultas para nuestra parte consciente. Porque las hemos etiquetado de “normales” o “sanas” y no son ni lo uno ni lo otro, porque jamás nos paramos a reflexionar sobre el tema o porque no somos conscientes de sus consecuencias (para nosotras y para nuestras relaciones).
El Eneagrama te la oportunidad de parar, de verte, de reevaluarte, de respetarte y, si sigues teniendo paradojas, de no castigarte por ello y hacerlo mejor la próxima vez.
Con amor.