Somos el animal más social del planeta. Nuestro bienestar viene marcado por las relaciones de nuestra vida y, de ellas, hay dos que duran más en años que las demás: tu relación contigo y tu relación con tu pareja. Si tu salud mental y emocional proviene en gran parte de ellas pregúntate:
“¿qué estoy haciendo para mejorarlas?”, “¿les estoy dando la importancia que tienen?”, “¿comprendo de verdad lo que pasa en ellas y sé gestionarlo?”.
Entendiendo las necesidades del otro con el eneagrama
Asumir que nuestra pareja necesita lo mismo que nosotras es lo habitual. No hay mala intención, solo que creemos que “es lo lógico”. Sin ver que hay 8 lógicas más allá de la nuestra. De ahí que en el Curso Eneagrama y Pareja las personas asistentes vayan de sorpresa en sorpresa:
“¡Nunca pensé que mi pareja lo sintiera así!”
“Vaya, ahora comprendo que le hice daño y no sabía por qué”
“¿En serio? A mí no me parece normal, pero claro hay otras normalidades…”
Estar en pareja implica convivir con una persona que casi podríamos decir que viene de otro planeta. Ha recibido su educación en una familia distinta, ha recibido su formación en centros diferentes y, si es de otro sexo, directamente ha sido socializado con unos parámetros que no compartimos.
Y eso, si sois de la misma ciudad o país. En caso contrario habría que añadir todas esas diferencias.
Por si fueran pocas, permíteme que sume alguna más: el tipo de personalidad.
Quizás todavía no conozcas el Eneagrama. Es un sistema que está revolucionando la manera en que nos relacionamos.
Para que te hagas a la idea es el equivalente a conducir sin haber ido a clase (que lo normal es que te estrelles) o ir a una autoescuela donde todo está claro y si no hay una persona que te lo explica con calma.
De hecho, yo lo llamo “el manual de instrucciones para humanos”.
Y es que, nos lanzamos a las relaciones sin tener ni idea de lo que estamos haciendo. Seguras de que con buena intención y mucho amor todo se colocará. Con el correr de los años nada se arregla solo, de hecho va a peor.
Te vas dando cuenta de que algo falla y no tienes ni idea del qué. Lo normal es frustrarse, enfadarse, estallar, sentirse triste, echarte la culpa y, claro, echársela al otro.
Piensas que si tu pareja cambiara todo iría mejor, si se diera cuenta de lo que tú aportas a la relación, si tuviera más detalles, si te apoyara más, si te hiciera sentir escuchada, si hablarais de algo más profundo, si te sintieras más vista, si no se quedara en silencio, si no se sintiera atacado cuando le dices cómo te sientes…
Todo lo que acabas de leer es lo que veo en cada sesión de terapia de pareja y lo que también me cuentan las alumnas y alumnos del Curso Eneagrama y Pareja. Con esto quiero decir que no es algo tuyo, que es muy generalizado.
La razón principal es que no sabemos estar en pareja. Nuestros referentes no suelen ser ideales.
Normalmente son nuestra madre y padre, que o bien gritaban y se faltaban el respeto o ignoraban que tenían problemas y hacían que no pasaba nada.
Y ¿de verdad pretendes gestionar bien tus conflictos de pareja? Es muy poco probable que lo logres. Lo que pasa es que en las películas y las canciones te dicen que sí, y tú te lo crees. Pero pasan los años y llega un punto en el que miras al otro lado de la cama y sientes que no conoces a esa persona y que tampoco te conoce a ti.
Entonces, ¿qué se puede hacer? ¡Mucho!
Al aprender Eneagrama tomas consciencia de que cada persona es realmente un mundo. Sí, ya sé que lo has escuchado y es algo que todo el mundo dice, pero es una de esas verdades que no te terminas de creer, que no integras. En el fondo piensas: hay una forma lógica de hacer las cosas y otra que no tiene sentido, y la mía es la buena.
Es así para todas las personas del mundo. Tienes que ver para creer. El Eneagrama realmente te da datos comprobables de cada una de esas personalidades, algo que cuando sales de clase puedes ver en la vida real.
De pronto todo va cobrando un sentido y una profundidad que no tenía. Como me decía una mujer el otro día «se me están desmontando las cosas rollo Matrix».
Lo habitual es que tú tengas un tipo de personalidad y tu pareja otro. Digo lo habitual porque habrá personas que coincidan, pero a día de hoy yo no conozco ninguna pareja del mismo tipo.
Muchas de las incomprensiones habituales vienen porque cada uno se ha contado una historia de cómo es la vida y cómo debería de ser, de qué es lo importante. También según tu tipo de personalidad es habitual que haya emociones que no te guste sentir y las evites, y puede que justo esas para tu pareja sea muy cómodo mostrarlas.
Pongamos que tú tienes un tipo de personalidad 6 y tu pareja un 8. En el Curso Eneagrama y Pareja aprendes que cuando hay un problema los seis quieren hablar todo, todo y todo. Analizar lo ocurrido detalladamente, cada palabra utilizada, ver el histórico de conflictos anteriores, etc. Esto a una persona que se identifica con el ocho puede que le dé mucha pereza, que se sienta que le estás atacando, que se
ponga a la defensiva, que quiera cortar la conversación por lo sano… Y si supieras de Eneagrama sabrías sus razones, cómo necesita que encares la conversación y cómo lograr que tras un conflicto os sintáis más cerca y no más lejos.
Quiero que sepas algo muy importante: el eneagrama se basa en tradiciones muy antiguas y psicología moderna. Y a día de hoy ya tiene una base científica que, estoy segura, cada vez será más amplia.
Tus abuelas, tu madre, tu padre… llevaban sus relaciones como podían. Aguantaban, se callaban para no liarla, estallaban y al final se rendían. Ninguna de las generaciones anteriores tenía la información a la que ahora podemos acceder.
Jamás en la historia fue tan fácil tener buenas relaciones, de esas que te dan seguridad, donde te sientes escuchada, donde puedes ser realmente tú sin miedo. Esas se construyen, no salen de la nada.
La pregunta que te tienes que hacer ahora es ¿a qué esperas para empezar?
Raquel Rús.
